domingo, 27 de febrero de 2011

La piel: el órgano más extenso del cuerpo

Solgar News: Enero-Febrero. 2011 Nº 38.

LO MÁS DE 2 METROS CUADRADOS DE PIEL QUE tiene un adulto de constitución normal nos protegen de infecciones y lesiones y mantienen la humedad y temperatura corporales.
La piel contiene elementos básicos para nuestra relación con el medio: los mecanismos básicos del tacto, reguladores de la temperatura corporal y de detección de dolor, calor, frío...Además, se renueva constantemente, ya que mudamos nuestra piel cada 28 días y se calcula que una persona produce unos 100 kilos de células de epidermis a lo largo de su vida. Y esa permanente renovación requiere una aporte continuado de nutrientes, pues son esenciales para la piel y su déficit en la dieta ocasiona alteraciones en su crecimiento y apariencia. Por tanto, una alimentación que asegure el aporte correcto de todos ellos contribuye a mantenerla en perfecto estado de salud, a prevenir o a disminuir las arrugas en gran medida y a mantener la frescura del cutis.
Dentro del deterioro de la piel está lo que se llama envejecimiento cutáneo prematuro debido a factores internos y externos. Entre los primeros destaca, sobre todo, el sol. No debe evitarse totalmente la exposición solar, aunque sí se recomienda evitarla en las horas de mayor intensidad. Una exposición en horas de baja intensidad y con una protección adecuada ayudan a la piel a regular la secreción sebácea y a sintetizar la vitamina D. Los jabones usados en exceso y otros factores también participan en el desequilibrio de la epidermis. En cuanto a los factores internos, son aquellos debidos especialmente a problemas de alimentación por una dieta no equilibrada pobre en vitaminas. También se puede producir por el consumo de toxinas muy reactivas como el tábaco, drogas de abuso, alcohol...


UN BUEN MANTENIMIENTO
La verdad es que gran parte del aspecto de nuestra piel obedece directamente a los cuidados que le dispensamos a lo largo de nuestra vida. Entre lo que conviene evitar destacan la exposición

al sol sin protección, el aire acondicionado, el tabaco, la contaminación ambiental o un estilo de vida inadecuado (mala alimentación, sedentarismo, estrés emocional...)
Por el contrario, una dieta y un estilo de vida equilibrados serán grandes aliados para que luzca sana. Además del agua, las vitaminas (como la A, B, C y E) no deben faltar en nuestra alimentación y lo mismo puede decirse de minerales como el selenio o el zinc. Extraído de Revista COCINA SANA Y NATURAL, nº 67, mayo 2010. Elaborado por Dra. Marta Díaz.

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